XI Cien Millas Sierra de Bandoleros (Bandolerita)

¡Vendetta!

Antes de que te asomes a la tremenda turra que estoy apunto de soltar, ya te aviso, esta es la crónica de una venganza y si el nota coreano ese de la trilogía de la venganza tiene a bien hacer una cuarta entrega aquí estoy moreno, yo te lo cuento.

La carrera de 100 millas más antiguas de Andalucía, «Hail to the king» que cantarían los Avenged Sevengold, tan dura como bonita y es tela de bonita.

A mí lo de las 100 millas me hacen bola… más bien dos bolas que se suben al gañote y no me dejan respirar.

Así que me atrevo a inscribirme a la corta, la Bandolerita.

Siempre ha sido «la corta» aunque hoy en día hay otra más corta, el Maratón Bandolero. Por aquello del destino, Bandolerita es el nombre de la de 81km y Maratón… pues eso 42km. Es gracioso porque seguimos llamando a Bandolerita, la corta. Así en pequeñito, mola más. Si yo tuviera algo que decir en el Club Tritón, propondría que la carrera de 42k se llamara Maratoncillo, aunque fuera solo por la risas.

Si empiezo el post hablando de venganza es porque en mi primer y único intento hasta la fecha. La pequeña pudo conmigo. Tremendo petardazo pegué en Bandolerita 2020 en resumen todo iba bien hasta que llegando a Grazalema empecé a tener mareos, rollo tener que apoyarme en las paredes porque me iba al puto suelo. Por lo que me quedé con una espinita clavada, que tenía nombre, apellidos y distancia.

Pero hablemos de la putada de carrera y no del drama del que escribe, que para dramas a lo novela turca habrá más adelante.

La tontería es ir desde Prado del Rey a Villaluenga del Rosario y volver.

Y aquí la ofensa, a lo rutómetro que para eso lo ofrece la organización.

Para esta crónica lo he dividido en 5 sectores pero en realidad son tres…. salida hasta el puerto del Boyar, el Endrinal su puta madre montá a caballo y desde el puerto del Boyar (again) hasta la meta.

Llego a la carrera como tenía pensado, he entrenado más y mejor que la última vez. Como siempre me pasa cuando me enfrento a carreras largas que requieren mucho kilometraje llego fuerte pero agotado, la sensación es que cuando me pongo puedo tirar mucho rato y esa es la idea.

El primer entrenamiento pensando en esta carrera fue el 18/09/22 y hasta ponerme en la línea de salida han pasado 1315km. Para algunos serán muchos, para otros serán pocos.

He tenido alguna molestia por el camino, una gripe fuerte y que yo sepa cero de Covid. Eso sí, como digo, estoy cansadísimo. Esto de las distancias largas es una cuestión de entrenar y correr hasta que te duele todo y seguir haciéndolo te importa una puta mierda.

Y aquí, en mi opinión está el meollo del asunto. Porque la carrera larga va a exigirte tanto que vas a llegar al punto de no poder con tu alma y vas a tener que seguir en el camino.

El bueno de Chito me pide un vídeo para la previa de la carrera, ojo con estas cosas si van a una carrera de las de pronostico reservado de las que da miedito hasta hacer clic en el botón de «Inscripciones» y en esa carrera tienen a Chito, habrá directo con las claves de la misma. Le dio por llamarles «El Cagómetro» pues bien… aquí les dejo mi espectacular intervención como resumen de cual es mi situación antes de la carrera.

Y claro, el me responde… la madre que le xD

Entre risas nerviosas vamos preparando el material que nos hace falta…

Como hay quien al ver esta foto en redes me pregunta por la cantidad de material os diré que en esta carrera hay posibilidad de dejar una bolsa y que te la entreguen en un punto intermedio, lo que venimos a llamar «Bolsa de vida» así que de los palos para abajo es el material que voy a llevar encima, y de palos para arriba lo que voy a dejar en dicha bolsa, no lo usaré todo pero algunas cosas sí, de hecho hay cosas abajo que se irán para arriba.

De mi club vamos unos pocos, Pilar, Toñi, José Luis, Noe, Guille, Martín, Andrés y yo. Excepto los tres primeros hemos pillado una casa en Prado del Rey que hará las veces de Cortijo Charquito.

Llegando a Prado del rey no puedo evitar pararme un momentín

Cuando llego al cortijo, no he soltado las bolsas y una idea cruza la mente a la velocidad de la diarrea… ¡Los palos! ¡Me he dejado en casa los putos palos!

Normalmente los doblo y los guardo pero en esta ocasión antes de guardarlos al doblarlos me ha costado mucho desmontarlos. El motivo es que el aluminio de las juntas se ha oxidado un poco y costaba mucho hacerlo así que cuando he logrado desmontarlo lijé las juntas de ambos palos y les he puse lubricante WD40… y los dejé fuera de la misma para que se quedaran bien lubricados… al coger la bolsa con la tontería de las prisas se han quedado atrás.

Me he mosqueado por torpe, en la zona de recogida de dorsales he buscado por si había algunos a la venta que me sirvieran pero no, la cola para recoger el dorsal era enorme. Noe me dice: «te lo recogemos nosotros», pero sé que te ponen una pulsera así que voy a las mesas y pregunto. La responsable me dice: «vete a buscar lo que necesitas, mañana te vienes con el dorsal y yo te pongo la pulsera porque dártela sin más no puedo». Y es normal, hay mucho chico listo (como dirá Ray Liotta en «Uno de los nuestros») que puede hacer un pequeño «truco de magia» y correr o vender dorsales falsos. Lo entiendo, agradezco la jugada que me proponen, me despido de mis compañeros con un: «en hora y media estoy aquí» y eso en hora y media estoy otra vez con ellos, pillo mi dorsal y como aún los están repartiendo, voy de nuevo a la zona donde los entregan y me ponen mi pulsera… «Tela la prisa que te has dado» me dice.

Lamento no haberme quedado con tu nombre, pero gracias por la tranquilidad que en un momento de apuro me has trasmitido.

Tenía margen, hasta el sábado por la mañana tenía tiempo, pero toda la movida de pillar alojamiento en Prado del Rey que está a cuarenta minutos de Los Molares era para dormir hasta aburrirme, desayunar e irme a la salida tranquilo se hubiera ido a la mierda.

En fin que cenamos en «el centro cultural» un serranito que tela, me tomo tres o cuatro cañas y nos vamos a dormir sin más que el sábado será intenso y largo, sobre todo largo.

Al día siguiente, entregamos nuestra bolsa de vida.

Llegando a la zona de salida, nos encontramos a Chito y Pepe Yepes, saludos, abrazos y risas. Para ellos el día también será duro y van a por el cafelito.

Entregada la bolsa, un par de dos me dicen: ¿foto chorra? ¡Venga!

Martin y Guille

Desayunamos dignamente, léase mollete con aceite, tomate y jamón… y nos preparamos para la carrera. Las emociones empiezan a ser fuertes.

Vestido «de romano», yendo a una salida como esta, te sientes fuerte a todos se nos acera la mirada y aunque todos sonreímos, reímos nos hacemos bromas entre saludos a amigos y conocidos pero también en cuanto te dejan tranquilo puedes ponerte muy serio, lo que te viene es este tipo de carrera es muy grande puede que hasta demasiado, todos saldremos pero todos no la acabaremos.

En medio de un rumiar filosófico como el que acabo de soltar sin previo aviso, Noe dice que lleva 10 pavos encima por si acaso necesita comprar algo de urgencia en los pueblos que vamos a pasar. Andrés responde que él lleva 50 por si ve un puticlú.

Y la épica se va tomar por culo montada en un burro teñido de color rosa.

Vemos y saludamos a Pilar, tremenda bicharraca, te abraza y te da dos besos con alegría, todos estamos de los nervios… luego vemos a Toñi y Jose Luis, van a prepararse… evitamos hacernos fotos hasta que estemos todos juntos, pero no terminamos de lograrlo… nos vamos al cajón de salida…

Es carrera del campeonato andaluz de ultra así que los controles de entrada te pueden pedir todo el material obligatorio de entrada nos dicen desde el reglamento y cada vez que han podido que llevemos en la mano el cortavientos con capucha y la manta térmica en la mano.

Creo que es importantísimo que sean rigurosos con el material obligatorio, ahí arriba pueden pasar muchas cosas y no todas buenas. Hay que estar preparado por si pasa algo malo, hasta que llegue ayuda puede pasar mucho rato.

Estamos en el cajón, vemos entrar a Pilar, Toñi y José Luis pero ha entrado bastante más tarde que nosotros y se van al final. Los del cortijo charquito nos hacemos la foto de postureo.

Noe, Martín, Andrés, El Nerdo y Guille.

Nos recitan el poema del bandolero con el que tradicionalmente nos dan la bendición… suena la banda sonora de «Alicia en el país de las maravillas» y envuelta de ella la voz de Chito: «El que sea valiente que dé un paso al frente…» veo a Noe a mi izquierda emocionada… «El trabajo de muchos meses se va a ver compensado en estas horas que vienen» Se me llenan los ojos de lágrimas… Martín me dice algo pero no le entiendo… ahora estoy en mis pensamientos en mis movidas en porque voy a correr y a quien se la voy a dedicar. «Suerte bandoleros la sierra espera, hay galope»

¡Vamoooooooos! ¡Todos en meta! grito y empiezo a correr…

Captura del video de la salida

Voy un poquito más rápido que Noe y Martín.. este último me dice «Sergio cabeza y suerte» me giro y les sonrío «Os quiero en meta» les digo y me despido.

Sector 1: Vamos que nos vamos.

El primer sector es un baja, baja y baja.. luego sube pero me da igual es posiblemente el sector mas feote pero sirve de puta madre para que la carrera se estire, nos recoloca a todos un poco. Si quieres puedes darle duro aunque tú mismo con tú película.

Voy muy abrigado, demasiado pero ha sido buena idea dejarme la chaqueta puesta… la tengo que llevar encima toda la carrera así que cuando veo que me sobra sin parar la guardo en la mochila y sigo sin mayor incidencia. Pasamos por las Salinas de Iptuci,

Foto trincada guarramente de https://patrimonigeominer.eu/

Doy un simple vistazo pero 3000 años de historia bien vale una visita pausada con guía. aquí os dejo más información por si os interesa.

En nuestro bajar hacia El Bosque no tiene mucha más historia… llegamos ahí y comenzamos a cruzarnos con corredores de la maratón… «Respeto», «A tus pies, compañero», «Vamos fiera» son el tipo de cosas que nos van diciendo según nos cruzamos… Ellos están a 10km de meta, nosotros a 70km, ahora que lo escribo me estremezco de solo pensarlo.

Primer avituallamiento, pillo algo suelto, bebo agua y me tomo el primer gel.

Sector 2: Correr bonito.

El Bosque nos despide, como nos recibe, con aplausos y ánimos.

Para mi este avituallamiento es el más cortito de la carrera unas pocas chuches algo de agua, te aseguras que vas a tope de todo y al lío.

No has hecho más que salir del pueblo y ya estás metido en un bosque frondoso y muy muy juguetón. Lo recuerdo bien sé que no voy a tener problemas. En general no hay ninguna cabronada es una zona muy fluida.

Guille ha tirado y aunque le he estado viendo durante un buen trozo de la carrera ahora ya le he perdido de vista.

Entablo conversación con una chica que llevo delante en la camiseta lleva impreso su apellido y le pregunto si ha corrido alguna otra carrera rollo Genal o Bosques del Sur porque recuerdo ese apellido en otra camiseta, me dice que no que sería otro «Cepeda» me cuenta que ha hecho los 101, esta era su primera vez en una carrera por montaña así y que le parece que no tiene mucho que ver con la carrera de la legión. Le digo que en efecto no tienen nada que ver esta es más dura, pero tampoco le digo mucho más aunque pienso si salir de El Bosque te parece duro espera llegar al Endrinal.

Hay un tramo precioso en el entre los arboles aparece Benamahoma acunado por el monte, me deja maravillado.. pero soy lo sucificientemente bobo como para no perder un segundo en hacer una foto para el recuerdo. Nos cruzamos con un grupo de gente mayor haciendo senderismo y nos llevamos un buen ramillete de animos.

-Qué fuertes están estos españoles. Me dicen.

-Espera ver a nuestras mujeres. Le respondo.

-¡Ole! me dice una mujer que le acompaña.

Les dejo atrás con la sonrisa puesta y comiendo kilómetros sin darme cuenta, voy muy bien, muy a gusto. Casi no me doy cuenta y ya estoy en Llanos de Campo. No hay queso Payoyo.

Lloro amargamente por la falta del tesoro de grazalema, mientras tanto me consuelo con bocadillitos de jamón york y queso, algo de chuches, bebo coca-cola y saludo a Toñi que llega cuando yo estoy saliendo.

Sector 3: Hacia el puerto del Boyar, lerele, lerele.

El corte del Boyar es el más exigente de la carrera, pero sabiendo lo que hay a partir de aquí si no llegas en el tiempo estipulado estas muy jodido porque lo que empieza ahi es la parte más dura de la carrera y llegas con algo más de veintiocho kilómetros en las patas.

No he mirado ni una sola vez la pantalla de tiempos estimados. Paso, no quiero agobiarme solo quiero llegar antes del corte.

Voy adelantando a los mismo y los mismos me adelantan a mí. Es curioso como en las carreras largas se montan grupetes de corredores que más o menos vamos igual y podemos estar «jugando» horas.

Este tramo es bastante agradable y sí sube, claro que sube… pasamos por la base de «El Torreón» el techo de la provincia de Cádiz, la gran mayoría de este tramo discurre paralelo a la carretera aunque unos metros por debajo si estás fuerte es fácil correrlo.

Empezamos a ver a corredores de las cien millas. Obviamente nos apartamos y animamos esa gente lleva cerca de ciento veinte kilómetros en el cuerpo, ojo con la tontería. Se llevan nuestros ánimos y nuestro respeto.

Llegando al puerto del Boyar, Cepeda, que vuelve a estar delante mío se queja por un par de pequeñas lenguas de piedras que hay en el camino. «Qué barbarida de piedras ¿de verdad que nos hacen correr por aquí?» sonrío y pienso: «No sabes lo que te espera» no es que haya lenguas de piedra en lo que queda de camino, no las hay. Pero te inflas de piedras.

Llegando al puerto del Boyar.

Foto de Daniel Blanco

Vemos a la primera mujer del cien millas, Ana Cristina Constantin. Alguien le dice: «Ánimo eres la primera»… ella responde: «ggregñññger» y sigue en bajada a velocidad nivel despeñe… qué alegría poder correr así sin hablar del montón de kilómetros que llevan esas piernas, solo se me ocurre una palabra para esa actitud corriendo: Salvaje.

Viendo ya el avituallamiento, escucho: «Ese Charquito» es Miguel Angel Cobos, presidente del club «Los Niños del Barrio» le agradezco el saludo. Voy muy bien he llegado a 1:30 del cierre, como un bocadillo que encuentro tremendamente seco, como algo de salchichón, sigo sin ver queso Payoyo, mi corazón se rompe por la pena. Veo algo de bocadillo de Jamón serrano pero paso de él. Bebo lo que puedo recargo y pido que me hagan una foto para mandarla a casa como muestra de vida.

La paso también a los grupos del club, a mi espaldas «el infierno»

Sector 4: Entre el cielo y el infierno.

Sin duda tengo por delante los doce kilómetros más duros de la carrera. Me conozco la zona he corrido varias veces por ahí, quitando «La Cañá de la Vasquilla» que solo hice en una ocasión el resto lo conozco por haber corrido por ahí en varias carreras o entrenamientos. Este tipo de terreno, muy técnico o lo entrenas aquí o no lo entrenas.

Las primeras cuestas las hago sin problemas, voy bien de ritmo y vamos bromeando entre nosotros, uno que se para ha hacer una foto, otro que estira porque está acalambrado. Poco a poco pero avanzando, arriba en el Puerto de las Presillas hay un tipo con un dron grabando a ver si tengo suerte y me hace una foto/video chulo. E inicio la primera bajada por el Endrinal, recuerdo lo torpe que me sentí la primera vez que bajé por ahí. Mi técnica ha mejorado mucho aunque sinceramente en las bajadas muy técnicas sufro mucho más de lo que me gustaría.

Comenzamos a subir hacia la falda del Simancón la cuesta se me hace exigente, cuando llego arriba grabo un vídeo para Chito.

Con la tontería y el chiste estoy más cómodo. Para ponerme intenso ya tendré tiempo. (o algo)

Seguramente el monte que sale a la derecha del vídeo tendrá un nombre, no lo sé y lo he buscado tiene una cota de 1461 pero no tiene nombre en ninguno de los mapas que he consultado. Seguro que si le preguntas a una persona mayor se sabe hasta le último nombre de las ultimas piedras.

Toda esa zona se conoce como el Simancón, el de mi izquierda es él, más adelante tengo que parar es precioso lo que estoy viendo.

Escucho mi nombre, me giro y es Pilar… «¡Rubia!» se ríe y comentamos levemente, me pregunta que tal y le digo que bien pero que empiezo a tener amenazas de calambre y paso de estirar la zancada… algo de agua y barro en nuestro camino, lo pasamos como podemos pero poco a poco se despega de mi…

Me vuelvo a parar.

No tardo en llegar a la mayor putada de la carrera. La Cañá de la Vasquilla, conocida también como La Uve o como su «Puta madre montá a caballo rodeá de indios» vale esto último me lo acabo de inventar.

Voy sobradísimo de tiempo, el sol está muy arriba si sigo así llego a Villaluenga de día, fijo fijisimo… pero en una de estas me sobreviene un calambre, como protección echo el cuerpo a mi izquierda para apoyarme en la pared y me tuerzo el tobillo. Si viene un buitre y me da por culo hago un combo que ni en el mortal combat.

Uno que estaba haciendo fotos con su móvil se acerca y me pregunta. ¿Puedes andar? le digo que sí y me dice pues despacito hasta abajo usando las piedras como si fuera una escalera…

Ays.

En fin que tiro para abajo cagándome en todo lo habido y por haber, jurando en arameo, hebreo, griego y croata del medievo (o algo)

Me adelanta un caballero que me dice.. parece que las hayan puesto a mala idea… si alguien hubiera querido hacer una cuesta así no le habría salido también. Sinceramente hay tramos peligrosos no es un recorrido para noveles te puedes hacer todo el daño posible y lo que es peor hay tramos en los que si te caes o haces caer una piedra puedes hacerle daño a otros.

La peor cuesta abajo que he tenido el «placer» de recorrer en carrera.

En mi cabeza comienza como un pequeño martillo la idea de abandonar, estoy bajando y aunque me he tomado geles y sales los calambres amenazan de nuevo, el tobillo duele y sé que la salida de Villaluenga del Rosario no es una broma.

Llego al pueblo, hay quien me anima pero con la mano y un gracias agradezco el detalle, pero llevo la cuchara en la mano para entregarla al primero que me la pida.

En la puerta del polideportivo, donde está el avituallamiento un espectador me dice: «Vas muy bien» le respondo con la mano que más bien regular. No me doy cuenta que a pesar de los pesares estoy una hora y media por debajo del corte.

Veo a Guille, me comenta que abandona, que desde el puerto de las Presillas está vomitando que todo lo que le entra en la tripa lo echa del tirón.

Le cuento mis penurias y le digo que pienso en abandonar yo también. «Descansa, come algo y piensa que haces», me tomo un bidón entero de Coca-Cola, me bebo dos vasos de caldo caliente… un rato sentado ahí hablando con él y le digo. «A tomar por culo, salgo» se le ilumina la cara, «Claro que sí, me dice, conoces muy bien el terreno y sabes que desde el Boyar a meta es favorable» así que me cambio de ropa, como algo más, me tomo un tubo de magnesio que tenía reservado y… «Guille, me da miedo la vuelta» Me mira y me dice «Tío, si puedes, déjate de rollos te arrepentirás» «No llegues a ese coche pensando que podrías acabar», le sonrío «Tienes razón» le abrazo y me despide con un «Suerte compañero, cuando estés llegando llámame que te llevo un cervezón a la meta» y me voy de Villaluenga. Foto para el grupo familiar y para el del club.

Sector 5: El jinete pálido.

Este tramo lo conozco bastante bien, es buena parte del inicio del Virgen de las Piedras y la bajada al camping de Grazalema. Es duro porque lo es pero sé bien lo que tengo por delante hay un par de bajadas complicadas pero nada comparado con lo que he pasado.

Comienzo bien, es de día y estoy muy contento, el estomago llego, las piernas no amenazan calambres aunque sé que es temporal de momento voy bien.. voy adelantando a otros corredores y pronto me quedo solo, pero solo como el que se tira un peo en una habitación cerrada.

El sol también se va y enciendo el frontal.

Estoy bastante arriba y voy bien, hay tramos en los que me cuesta localizar las balizas, nota para próxima ocasión, los ojos de una vaca pueden parecer una baliza, no lo son. Yo sé lo que me digo.

Poco a poco empiezo a sentir de nuevo las piernas avisar, el estomago se me revuelve y la mente empieza a jugármela. «Abandono, joder si abandono… tenía que haberme quedado en Villaluenga» reconozco el entorno y sé que estoy en todo lo alto, estoy rodeando El Reloj… de frente veo una luz, es un hombre que está haciendo el recorrido en sentido inverso… «Vas muy bien estás a seis kilómetros del camping»

Le había prometido a mi compañero de club Ale Girón que tendría un momento de recuerdo para él en ese tramo.

En la anterior ocasión ahí las pasamos putísimas e hicimos todo el tramo bromeando, la coña estrella fue hablar de un posible marciano recién llegado a la tierra preguntándose que coño hacían los humanos por el monte solos de noche y sin necesidad.

Manolo, se llamaba el marciano. Créanme que entre Ale y yo aún nos reímos del marciano Manolo. Y le hago un video… si lo pongo es para ilustrar el momento que estaba viviendo.

Sigo con el camino, a ver que otro remedio queda. La decisión de abandonar está ahí clavada, pero según voy bajando y tras tomarme un gel, esta vez con cafeína el ánimo se me viene arriba y empieza el martillo del: ¿Y si sigo?

Hay algo que me molesta, volvamos un segundo a mis primeras palabras en esta turra infernal. Esta es una carrera por venganza, tengo que quitarme la espinita de la de 2020 esto no será un Bandolerita 2 – Charquito 0 (aquí me tienen parafraseando a mi compañera Noe por una movida con una caída en el JimeRa tRes tRails)

Me paro a mear y me adelantan dos chicos. Uno de ellos protesta por un dolor en las lumbares, le ofrezco paracetamol y un sobre de «la crema del torito» me dice que no, pero empezamos a charlar.

Vamos bajando, me pregunta cuanto queda para Grazalema, miro el reloj y le digo que unos cuatro kilómetros.

Me pregunta por el corte y le digo que vamos sobradísimos el corte es a las tres de la mañana y nosotros llegaremos a las diez y media. Le anima, pero no solo a él. Pienso con terreno favorable tendré 12 horas para llegar a meta. Lo veo posible.

-A este ritmo no me duele las lumbares y veo que soy capaz de llegar a meta. – Me dice

-Yo también.

-Oye ¿y si lo hacemos juntos?

-Por mi vale.

Y en ese momento se firmó un contrato de carrera.

El hombre va jodido, pero yo también, el otro chico no dice ni pio pero viene con nosotros todo el tiempo. Será un tipo callao, pienso.

Llegamos a Grazalema, le comento que subiendo al Boyar es la última cuesta grande que hay, el terreno es favorable aunque la carrera acaba hacia arriba. Le parece bien.

En el avituallamiento, de nuevo Coca-Cola y caldo para mi. Un gel también, algo de tortilla y un poco de queso Payoyo, ahora me reconcilio con el universo.

Le digo que me salgo fuera a curarme una pequeña ampolla que tengo en el pie derecho, es poca cosa, lo sé pero quedan muchos kilómetros y se puede desmadrar.

Mientras me estoy curando viene un chico a ofrecerme su ayuda, le digo que no hacer falta. Me comenta que el corrió la distancia maratón y que somos unos titanes.

Mientras me curo, me va contando me pregunta que es lo que llevo en tobillo y le digo que una protección, que me lo doblé bajando a Villaluenga y que lo llevo protegido. Es unna tobillera fuerte que compré en Decathlon que me costó una pasta pero que vale cada uno de los céntimos que gasté en ella.

Cuando se junta el chaval conmigo me dice que el otro tipo, el callao, se queda ahí. Es inglés. «Coño por eso no hablaba» y nos reímos.

Tiramos charlando hacia Benamahoma.

Sector 5: A lo Chiquito pero sin pausa.

-Vamos bien ¿verdad?

-De puta madre chaval, tenemos hasta las seis para llegar.

La cuesta una putada, nos hacen pasar por un senderete que requiere estirar las piernas más de lo aconsejable y me cago en las muelas del que ha pensado ese saltito.

Subimos hacia el Boyar, llevamos a un par de corredores delante, vamos hablando de carreras que hemos hecho y le comento Bosques del Sur, la casualidad es que el uno de los que llevo delante lleva el cortavientos que le dieron a los que hicieron la distancia ultra de noventa y nueve kilometros, y entablamos conversación con ellos. Uno de ellos es de Jaén y el otro aunque es de Sevilla está muy arraigado a la zona de la sierra de Cazorla y corren mucho por allí. No puedo evitar decirles que les envidio porque es una maravilla.

Están en el cien millas, al coronar el Boyar les dejamos atrás, llevamos buen ritmo, yo correría pero el compañero en cuanto voy un poco más ligero de lo que puede ir él me pide que afloje, sin problemas, le digo. «Menuda forma de andar tienes, casi corres» me dice. El tramo hasta Benamahoma se nos hace fácil, hablamos de nuestras familias, de nuestros trabajos, el camino se hace sencillo… no paramos de adelantar gente, vamos sobrados, despacito pero sobrados.

Lo bueno es que este tramo lo hemos hecho de día asi que hacerlo de noche no nos supone perdernos nada de las vistas que hay. Llegamos a Benamahoma, misma dieta, Coca-Cola y Caldo el compañero se ríe, «¡Te estás alimentando a base de eso!», no sé pero es lo que me pide el cuerpo y se lo doy. Vamos casi cinco horas por delante del corte. Es el primer momento que decimos «si no pasa nada la carrera es nuestra»

En cada avituallamiento mando mensajes a casa y al los grupo del club.

Cualquier saludo es bien recibido, alegra saber que aunque en el monte estás solo, realmente hay alguien pendiente de ti.

La distancia a El Bosque es corta pero en uno de los desvios nos liamos y hacemos un pequeño tramo de más… tradicionalmente la carrera baja al lado del curso del rio «Majaceite» un entorno muy bonito, muy agradable que aprovechan tanto locales como foraneos para pasear.

Lógicamente hacer pasar una carrera por ahí puede parecer buena idea pero es un engorro para los que corren y para los que pasean, así que han tomado un camino alternativo, la putada es que incluye una bonita cuesta arriba.

Entre rezongos y mosqueos porque vemos pocas balizas llegamos a El Bosque vemos a gente disfrazada, están de carnavales y nosotros disfrazados de romanos.

Vamos muy sobrados, son las tres de la mañana y nos quedan once kilómetros de pista forestal, aburrida según nos dice todo el mundo pero sin problemas, eso para nuestras mal trechas piernas es gloria bendita.

-Oye y tú como te llamas.

-jajaja no llevamos rato juntos…jajaja Juanjo, me llamo Juanjo

-Soy Sergio

-Pues mucho gusto

-Igualmente compañero.

Debo de contener mi ritmo, tengo la tripa muy revuelta y me tomo un gel suave el 226 no me entra, apenas bebo porque me da ganas de vomitar, pero llegaré a meta.

Con el reloj con la distancia restante en primer plano, voy descontando kilómetros… qué putada de final, no paro de repetir, qué hasta los huevos que estoy.

La cosa es que llegamos a la parte más baja de Prado del Rey, mi mente se niega a pensar que tengo una cuesta enorme delante mía y que tengo que subirla. Rezongando la hacemos, pero la hacemos.

-¿Entramos corriendo?

-Si corro me cago

Entramos en Prado del Rey una voluntaria sola en una rotonda nos indica el rumbo final. «Enhorabuena» nos dice…

Nos cruzamos con pocas personas pero todos nos saludan y felicitan.

No he querido llamar a Guille por si está durmiendo… vemos la meta y echamos a correr, delante la familia de Juanjo entramos en meta y veo a Guille.

-¡Sergio!

-¡Guille!

Qué bonito momento de hetero patriarcado regular.

Y meta.

¿Te hago una foto’

-Venga

Foto de Guille.

El tío de la vara.

Me dan mi medallita.

Uno de los jueces me pregunta que tal, y le respondo con sinceridad, estoy hecho una mierda.

-Y los pies.

-Creo que son eso que hay dentro de las zapas

Nos reímos, me despido de Juanjo y con un abrazo damos por concluido el contrato de carrera.

Salgo de la zona de meta con Guille a mi lado y yo con ganas de llorar.. si estoy solo suelto la de d.o.s. como si fuera la Mariana aquella de Los Ricos También Lloran (toma referencia Boomer)

Y chimpun.

Bandolerita es un carrerote pero dura como su puta madre, no es apta para iniciarse en el mundo de la ultra de montaña pero si ya has corrido alguna ¡Vente!

Maravilloso entorno y recorrido, la bajada de los cojones a Villaluenga lo peor, la zona del Endrinal y el Simancón es para no decirlo mucho.

Un detalle feo, mucho papel de geles ya no solo los piquitos que se pueden caer si no tubos vacios, eso es de ser guarros. Por llegar a ver vi hasta tubos de paracetamol líquido.

Lo que te subes al monte te lo bajas.

Pero insisto lo de los voluntarios de esta carrera es espectacular. Gracias a todos y cada uno de vosotros sois la hostia.

Esta es la bolsa del corredor.

Se ve que incluia también una pulserita de tela, en mi bolsa no venía (icono de corazón roto o algo)

Si llegabas a meta a parte de la medallita te daban esta preciosa prenda para el postureo gordo. Eso que hay al lado de la medalla es un parche de tela que pone «Finisher CMSB 2023»

Todo esto por 80€

En este momento no hay fotos del evento supongo que alguna veré y provocará algún cambio en la crónica, bueno eso y alguna relectura en la que me de cuenta de algo que está mal escrito o alguna falta de rigor o bien simple y llanamente una falta de ortografía que soy más bruto que unas bragas de esparto con ese tema.

La turra está dada 🙂

4 comentarios en “XI Cien Millas Sierra de Bandoleros (Bandolerita)

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