XII Cien Millas Sierra de Bandoleros (Bandolerita)

El día que el monte me ganó la partida.

En un fin de semana de locos.

Me presento en Prado del Rey con un fin de preparación bastante curioso, la preparación iba bastante bien pero las circunstancias personales y laborales hizo la que la cosa se jodiera un poco, para rematarlo me doblo el tobillo en la Sonrisa de Rafa así que las últimas semanas han sido un entrenar a la defensiva de libro. Lo que me ha dejado el estado de forma entre lamentable y cómico, ustedes eligen.

Vivo a 45′ de prado del rey pero pillo habitación con los compañeros de club por aquello de la convivencia, el jolgorio y el pasar los nervios juntos. Créanme que pocas cosas me gustan más que compartir tiempo con esta gente.

La cosa es que le alquilamos una casa a un paisano, el año pasado la casa era reguleras pero estaba en Prado del Rey y para lo que la queríamos cumplía de sobra.

La buena de Noe se come el marrón de hablar con el paisano, sus mensajes de Whatsapp son entre absurdos y abstractos, ustedes eligen.

La cosa es que llego a Prado el primero, quiero recoger el dorsal pronto y saludar a los colegas que por allí andan.

El bueno de Ángel (artista también conocido como @contadordekm) me ha llamado para ver si podíamos saludarnos antes de que empezara todo el lío.

Llamo al tipo a las 19.00h y le digo que estoy delante de la casa.

Me dice que en 15 minutos está allí.

Como era de esperar los 15 se convierten en 40, cuando aparece me cuenta un drama grecoromano de inspiración afgana por el cual la casa que tenía pensada para nosotros no nos la puede dar (el drama incluye un fallecimiento) pero que tiene dos casas para no dejarnos colgados. Necesita 15 minutos más para atarlo todo y que vuelve.

Tras casi una hora de espera y ya habiendo venido: Noe, Andrés, Juanjo y Martín, el tio no da muestras de vida.

Decidimos irnos a recoger el dorsal y que cuando le salga de los cojones que nos busque.

Y eso es lo que hacemos.

Allí encontramos a otro miembro del comando: Antonio Hernández.

Una vez hecho esto, tiramos para el centro para cenar.

Por el camino me encuentro con Ángel y con Chito, abrazos comentarios nerviosos y jocosos por todos lados. Para mi el encuentro con esta gente es como hacerlo con un amigo de toda la vida, parece que hace tres horas que les has visto así que formalismos los justos y chistes a todo meter.

El tipo, me refiero al paisano, no nos coge el teléfono ni responde al Whatsapp. Empezamos a mosquearnos pero nos vamos de cervezas, los nervios hay que controlarlos y ya veremos que pasa.

Se nos unen, Manolo Cabana y Antonio Ocaña, comentando la jugada del alojamiento intenta ampliar la reserva que tienen en un hotel en El Bosque pero obviamente es imposible. Tras comentarlo con el alto mando familiar, les ofrezco dormir en casa. No es lo suyo, pero mejor estar a 45 minutos que a hora y media o dos horas, la opción dormir en el coche se ha escuchó.

Cuando nos sentamos a comer, llama el nota. Se van Andrés y Martín a por las llaves. Cuando vuelven nos cuentan la milonga numero 2 de la noche. Que la hija de este hombre se rompió una pierna ha tenido que llevarla al hospital y como guinda argumental, él perdió el móvil.

Es tan rocambolesco que lo mismo es verdad pero nos lo tomamos a chufla.

Andrés comenta que una de la casa con cuatro camas está bastante bien, pero que la otra deja mucho que desear. Juanjo echa un paso a delante y dice que él se va a la chunga y yo no le quiero dejar atrás así que me iré con él.

Le damos a nuestro tradicional serranito del viernes bandolero.

Y con dos o tres tercios en el cuerpo (¿cuatro?) nos vamos a dormir.

Cuando vemos la casa se me cae el alma a los pies. Hace un olor a gas que tira de espaldas, la bombona que está conectada al calentador lleva ahí más tiempo que la hostia y está vacía… el calentador tiene un aspecto terrible. Eso no lo vamos a encender porque el olor a gas es importante y no queremos salir volando de forma literal de Prado del Rey.

En fin que dormimos como podemos en unas camas malísimas con colchas y mantas de 6 tipos pero ya sabéis el objetivo que es disfrutar de la carrera casi no te deja ponerte de mala leche.

Por la mañana antes de que empiece el lío de las recogidas de dorsales de la gente que no ha podido hacerlo el viernes nos presentamos a dejar nuestra bolsa de vida.

La zona de salida nos recibe así.

El tramite de la entrega de bolsas es rápido y sencillo, nuestra mochila en un saco con el logo de la carrera y el nombre de la distancia, al que ponen una etiqueta con nuestro número de dorsal, una brida y hasta Villaluenga.

Nos vamos a desayunar pero nos encontramos que el bar donde nos gusta abren a las 9.30 y hoy no hará excepciones supongo que la avalancha de gente pidiendo desayunos sobrepasa al dueño.

Donde paramos el hombre nos dice que ha abierto para que podamos desayunar. Él a esa hora comienza a preparar las comidas del mediodía se le nota agobiado, pero con paciencia por nuestra parte y buen hacer por la suya el proceso del desayuno se hace estupendamente… alguno le echa vinagre a la tostá y el nota lo remata echándole tomate para que le quede un salmorejo fuertecito, o algo.

Así estamos. Otro que yo me sé estuvo a un pelo de echarle sal al café pensando que era sacarina.

Todo controlado que diría un fumado.

Nos volvemos a separar para vestirnos de romano.

Cuando voy a llenar los bidones, no hay agua en la cocina, «Stupendo» que diría Mariano el personaje de Forges.

Cuando bajamos voy a un pequeño supermercado y les pregunto si puedo pagar una botella de agua con la targeta. El chico que me atiende, que obviamente se ha dado cuenta que voy a correr. Me dice amablemente que sin problema… 0.26€ por litro y medio de agua por la visa.

Les doy las gracias por el detalle, lamentando la pequeña putada que les he hecho y me voy junto con Juanjo a la salida.

Personalmente encuentro que la tripa se me ha ido un poco tengo un par de reuniones con el señor de blanco, supongo que son los nervios de la carrera y lo que me ha hecho pasar el mamón del paisano.

En la zona de salida, de nuevo abrazos con Ángel y Chito, el proceso de la entrada al cajón de salida lo iniciamos en cuanto lo abren, si se ponen a pedir material podemos tardar un huevo así que mejor entrar de los primeros y quitarnos eso de encima.

Una vez todos juntos nos hacemos una fotillo de grupo.

Foto de Jose Luis

Antonio, el gafas, Jose Luis, Toñi, El cuñado de Toñi y Jose Luis, lo lamento pero no recuerdo su nombre, Andrés, Noe, y abajo Martín y Juanjo.

Tras la arenga de Chito con la banda sonora de Alicia en el País de las Maravillas, con lo ojos empañados en lágrimas por la emoción del momento, de las palabras y del tremendo reto al que nos enfrentamos. Con un «Suerte y Justicia» nos dan puerta.

En vista de mi preparación y como hemos llegado decido salir tranquilo, los primeros kilómetros hasta el bosque son propicios para que te pegues una vaciada de la hostia y «hamijos» no estamos por la labor. Así que hago grupeta con Martín y Juanjo… tranquilito sin prisa pero sin pausa.

Llegando al bosque la tripa avisa en serio… vuelvo a parar y no me gusta mucho lo que pasa. Llevo Fortasec en la mochila si la cosa se pone seria con este tema lo tomaré pero prefiero andar con cuidado. La tripa te saca de una carrera en menos que canta un cuesco (era un gallo ¿verdad?)

Las primeras cuestas me dan buena medida de mi estado de forma, voy muy bien. Sobrado. Me doy cuenta que en seguida me dejo a mis compañeros atrás… tras dos o tres subidas me doy cuenta que Martín se ha quedado atrás, a Juanjo le veo y me espero un poquillo.

No es cuestión de llevarle con el gancho. Voy bien, voy cómodo y voy en tiempo. Adelantamos a José Luis y su cuñado.

El monte está precioso, hay previsión de lluvia sobre todo por la noche, pero no hemos ni llegado a Benamahoma y comienza a chispear.

El aire es frío, voy con la camiseta del club y manguitos quizá muy fresco pero en cuanto el bosque se cierra sudo por lo que que si me pongo la Bonatti voy a sudar fácil y no quiero empaparme por dentro. Solo cuando se pone a llover en serio es cuando me la pongo.

Ralentizamos un poco la marcha porque las piedras mojadas son una putada y es fácil que un resbalón tonto te joda bien jodido sin darte ni un besito de bienvenida.

Llegamos a los Llanos del Campo, como digo voy controlando no tirar demasiado de Juanjo voy fácil y él también y no quiero que sin darme cuenta se pase de rosca.

Una vez en el avituallamiento nos ponemos «moraos» a comer, mientras tanto deja de llover, nos juntamos con el dúo de Jose Luis y su cuñado mientras ellos empiezan a comer nosotros nos vamos.

En el sendero hacia El Boyar, nos cruzamos con gente de la larga… «madre mía como bajan», los líderes de carrera van echando hostias, estén las piedras secas o mojadas ¡qué bonito corren! y que pena tengo que dar yo.

Antes de llegar a la altura de «El Torreón» un voluntario nos dice que somos el vagón de cola, miro la previsión de mi GPS y aunque los primeros metros no son fiables veo que voy 30′ tarde al tiempo de corte, se lo digo a juanjo y unos compañeros de fatigas aceleran para que no les pille el toro. No me da tiempo a decirles que ese dato poco a poco se estabiliza pero bueh.

El aire empieza a soplar fuerte, siento que mi rodilla derecha no me deja avanzar con facilidad, me duele pero es soportable, me doy cuenta que he tenido que acelerar más de lo que he pensado porque no veo a Juanjo, bajo el ritmo y me atrapan Jose Luis y su cuñado. Jose me pregunta como voy le digo que me duele la rodilla, me ofrece un spray «frio» que me aplico para ayudar y estupendamente que va.

Llueve, hace mucho viento y la niebla hace acto de presencia. Llegamos a un tramo donde el barro cubre todo el camino, un barro espeso y pegajoso. Me ayudo con los palos para ver por donde puedo pasar sin enmierdarme hasta las orejas. Y decidimos ir por los matorrales que pinchan lo que viene a ser como su puta madre. Hay dos tramos así. Mientras nos vamos cruzando con gente de la larga. Juanjo le pregunta a uno y este le responde que el clima está puñetero de narices, que la zona del endrinal es para echarle cojones.

Llegando al Boyar, Juanjo se para, me mira y dice: Mejor abandonamos ¿verdad?

La bajada a Villaluenga tiene que estar fatal, hace mucho frío, mucho viento, la niebla está bajando a una velocidad vertiginosa y puede que lo más prudente sea dejarlo estar.

Le confirmo que creo que es lo mejor que podemos hacer.

Como en ocasiones dice Ignatius Farray: A veces miras al abismo y este te devuelve la mirada.

Se acabó.

En el avituallamiento comentamos nuestra decisión, nos dicen que están abandonando mucha gente. José Luis y su cuñado siguen. Lo respeto pero obviamente no lo comparto.

Una chica sigue y al poco tiempo baja. No ha llegado al puerto de las presillas y se ha dado la vuelta… ahí arriba no se puede casi ni caminar del viento que hace y encima está cayendo aguanieve, nos comenta.

Nos metemos en una furgoneta para esperar la de transporte allí dentro hay una chica con los primeros síntomas de congelación en las manos. Juanjo le ofrece unos guantes secos que tiene.

La cosa tarda un poco más de la cuenta porque esperamos a unos ruteros que vienen y necesitan transporte hasta Prado del Rey.

Ivan, nuestro chofer nos comenta que no paran de dar viajes, la gente abandona que es un contendo.

En el avituallamiento un juez nos dijo que se notaba los que conocíamos la zona porque ni lo pensábamos, llegamos al Boyar y poníamos pie en pared. Con el monte no se juega y con mal tiempo, menos.

Finalmente la carrera fue neutralizada en Villaluenga del Rosario a las 20:50 presumiblemente habríamos pasado porque llegamos bastante por delante del tiempo de corte pero por lo que cuentan aquello fue una locura, mucha gente salió de Villaluenga para luego darse la vuelta porque no veían nada. Al frío, la niebla y la lluvia, se les juntó granizo.

¿Qué quieren que les diga?

Esto es para disfrutar, sabemos que también sufrimos pero una cosa es el sufrimiento por el cansancio y otra muy diferente es luchar contra los elementos y sufrir porque te has hecho daño practicando deporte y no has sabido parar.

Gracias a dios nadie se hizo daño, aunque tuvieron que ir a rescatar a un hombre que se quedó por la zona del endrinal. Algún lesionado y gente con verdaderos síntomas de congelación.

Nosotros nos juntamos tranquilamente en un bar en Prado del Rey, tomando cerveza y aplaudiendo a los que pasaban de cara a meta.

Foto de Noe

Si abandonas y estás tranquilo con tu decisión es que ha sido la correcta.

Como nota, teníamos una previsión de agua por la noche 2-5 litros con vientos de 22km/h… pues Antonio Ocaña, mientras escribo esto acaba de publicar los datos. 31.2 litros con vientos de 54km/h a 5º

El sábado, el monte me ganó.

Muchas gracias a todos los integrantes del Comando Charquito Bandolero 2024 somos leyenda (xD)

Muchas gracias a todos y cada uno de los voluntarios me cruzara con ellos o no. Lo que habéis vivido y la ayuda que habéis ofrecido está por encima de lo razonable. MUCHAS GRACIAS.

¿La próxima? no lo sé voy a descansar un poco de la presión de tener un dorsal, me apetece correr por correr y disfrutar del monte por el mero hecho de hacerlo.

Pd. Me salieron 30k +1498 no está mal para entrenar y me dieron una bolsa del corredor la mar de chula.

PD2: Los que tiráis en el monte los restos de los geles, sois unos guarros de tres pares de cojones y me da igual las circunstancias. Si lo subes al monte, lo bajas. Peazo guarro.

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